lunes, 21 de junio de 2010

Mis gorilas.


Mis gorilas son los hijos de mi hermano, eso, mis sobrinos. Uno no puede evitar que se le llene la garganta de lágrimas y ñoñería cuando dice aquello de "son sangre de mi sangre", pero es la pura verdad.

A un peque cuando se le dice eso de "dale un beso a fulano", suele cumplir a rajatabla la orden para ganarse su segundo de gloria, y poder mirar con orgullo a los mayores mientras éstos ponen cara de bobos y dicen "ooooh".
Recuerdo una vez que estábamos mi sobrino (el de la foto, el mayor de los dos) y yo de rodillas en el suelo usando el sofá como mesa. Yo intentaba dibujar su petición: un gormiti, y en lo que estaba poniéndole unos colmillos terribles a mi esperpéntica creación, el enano miró el dibujo con ojos como platos y dijo "jo tito!!! te está quedando muy bien" mientras me daba un beso en el brazo (que era lo que tenía más cerca).
Nadie le dijo en aquella ocasión a mi sobrino "dale un beso al tito". Fue su primer beso sincero y espontáneo. En aquella ocasión también se me llenó la garganta de lágrimas y ñoñería, pero me pasa muy a menudo con mis sobrinos.

3 comentarios:

  1. Los sobrinos. No puedo hablar demasiado sobre ellos, porque los que tengo no los tengo muy "a mano", la verdad. De hijos sí, de hijos puedo hablar. Enhorabuena por aquel beso espontáneo y agradecido de tu sobrino, que seguro marcaría un antes y un después en vuestra relación tito-sobrino. Y lo del blog... en honor a la verdad, eso de que no lo va a leer nadie.

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  2. Bueno, pues gracias por pasar por mi blog y así me has dado la oportunidad de conocer el tuyo...de momento ya pasamos dos.

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  3. Ohhhh, que maravillosa mirada la de este niño, para comérselo a besos. No me extraña que estés loco con el chiquillo.
    Amor incondicional, no hay cosa mejor en el mundo, eso sólo se aprende con niños.

    Eva.

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