viernes, 2 de julio de 2010

LEGION


La premisa de partida es bastante interesante: todo aquello de ver a los ángeles no como pequeños soplagaitas asexuados sino como soldados, me resultó bastante atractivo. Por no hablar del mosqueo de Dios que es algo ya para quitarse el chapó. Incluso todo aquello de situar la Natividad en una zona de descanso polvorienta y dejada de la mano de Dios, (ahora más que nunca), no deja de tener su punto. Pero el caso es que la peli se queda ahí y no avanza hacia ningún sitio. Todo se queda en un pelear contra unos bichos poseídos que pretenden darse un festín a costa de sus almas… y la verdad, yo “Abierto hasta el amanecer” ya la había visto.
Esta película no tiene absolutamente nada por lo que valga la pena sacarse un billete del bolsillo. Lo mejor, la hamburguesa que me fagocité mientras veía los trailers.

viernes, 25 de junio de 2010

Mis gorilas (II)


Juan José es un auténtico terremoto. Resulta difícil concebir tanta energía. Jugar con Juanjo es comprar todas las papeletas para la rifa de acabar con la lengua fuera y/o con algún que otro moratón.
La frase “Juan José por favor, no puedo más” o no la entiende o pasa de ella (más bien esto último), porque se te sube a dar saltos en las costillas pidiendo más juego cuando ya no te responden las fuerzas exigiendo más batallas de cojines, más vuelos sin motor, más “yo soy Bob Esponja y tú Calamardo” y claro, uno ya tiene una edad…
Juanjo es un niño independiente, inquieto, no hay quien lo pare, … en resumen un verdadero trasto. La cara que saca en la foto no es casual.
La dicción de Juanjo todavía no es demasiado fina y cuando le presentamos a Zeus el niño poniendo cara rara se limitó a preguntar: ¿Peus?.
La imagen del crío corriendo delante del perro gritanto ¡Peus!, ¡Peus!, es algo para mearse de risa, pero claro, es que este tipo de cosas son contagiosísimas. En casa ya no hay quien llame al perro por otro nombre que no sea “Peus”, vamos, su nombre.

Tuvo que venir el enano este a enseñarnos cuál era el verdadero nombre de Peus.

jueves, 24 de junio de 2010

Zeus


Sí, juramos y perjuramos que no volvería a entrar un perro en casa, pero a lo que se ve somos gente de poca palabra.
No hace mucho llegó Zeus, un mestizo, lanudo y de energía infinita. Yo creo que no le caigo demasiado bien, no para de ladrarme... Supongo que tiene mucho que ver el hecho de que solo me ve una vez por semana, pero incluso cuando me ladra con esa cadencia imposible y enervante, lo hace moviendo el rabo. Mi hermana dice que es un bebé, y que solo busca cariño y se molesta mucho cuando no le hago caso.

Cuando yo era pequeño y tardaba más de la cuenta en pasar por donde el peluquero mi abuelo (Dios lo tenga en lo mejor de su gloria) me decía: "Hijo mío, tienes más pelos que un poeta".
Zeus era un perrillo poeta, así que hubo que ajustarle la métrica quitándole algo de lana. Como quiera que al salir a la calle daba unos tiritones que daba penica ver al chucho, mi hermana lo pertrechó de esta guisa...

En la familia ahora somos uno más.

miércoles, 23 de junio de 2010

Niebla



Niebla murió a la casi increíble edad de 21 años, muy por encima de la edad media a la que suelen marcharse los perros.

La historia fue especialmente dramática para mi hermana que no habiendo cumplido aún los 10 años de edad acogió a la perra. La semana que Niebla nos dijo adiós fue especialmente triste: era muy doloroso verla como intentaba ponerse en pie y como aceptaba, derrotada, el hecho de que sus patas ya no la sostenían. Nunca dejó de mover el rabo con optimismo y nunca tuvo otra mirada que no fuera aquella mirada suya tan triste y tan enternecedora.

Niebla se fue de puro vieja, de puro cansada, pero llevó una vida apacible y sin demasiados sobresaltos. Sus dueños la cuidaron, la mimaron, nunca la abandonaron, nunca le faltó pienso ni agua en el cacharro ni alguien dispuesto a darle un rato de juego y caricias. A cambio ella fue una buena perra de compañía, dócil y cariñosa.

El día que murió juramos y perjuramos que no volvería a entrar otro perro en la casa.

lunes, 21 de junio de 2010

Mis gorilas.


Mis gorilas son los hijos de mi hermano, eso, mis sobrinos. Uno no puede evitar que se le llene la garganta de lágrimas y ñoñería cuando dice aquello de "son sangre de mi sangre", pero es la pura verdad.

A un peque cuando se le dice eso de "dale un beso a fulano", suele cumplir a rajatabla la orden para ganarse su segundo de gloria, y poder mirar con orgullo a los mayores mientras éstos ponen cara de bobos y dicen "ooooh".
Recuerdo una vez que estábamos mi sobrino (el de la foto, el mayor de los dos) y yo de rodillas en el suelo usando el sofá como mesa. Yo intentaba dibujar su petición: un gormiti, y en lo que estaba poniéndole unos colmillos terribles a mi esperpéntica creación, el enano miró el dibujo con ojos como platos y dijo "jo tito!!! te está quedando muy bien" mientras me daba un beso en el brazo (que era lo que tenía más cerca).
Nadie le dijo en aquella ocasión a mi sobrino "dale un beso al tito". Fue su primer beso sincero y espontáneo. En aquella ocasión también se me llenó la garganta de lágrimas y ñoñería, pero me pasa muy a menudo con mis sobrinos.

miércoles, 16 de junio de 2010

Pulgas en el corazón

Eso de "tener pulgas en el corazón" siempre me pareció una imagen muy acertada y muy precisa de un sentimiento que -por otra parte- resulta imposible explicar en pocas palabras. Pero lo cierto es que la primera vez que escuché a Cristina hará unos 400 años cantando esta canción, pensé que eso era exactamente lo que se siente.
Ray Loriga y Cuerdadeyoyo Rosenvinge hicieron buena pareja artística y buena prueba de ello la letra de esta preciosa canción.

Esta noche he vuelto a sentir lo mismo que hace 400 años cuando he escuchado la voz melosa de la prima Rosenvinge cantando la historia de Susie, con aquel imbécil a lo John Wayne y su patética manera de ligar mientras en el bar suena la cantinela de "Should I stay or should I go..."

Maldita sea!!! siento que vuelvo a tener el corazón lleno de pulgas!

(y si pinchas en el título de esta actualización, igual también consigues sentirlas tú)

martes, 15 de junio de 2010

Robin Hood - Ridley Scott (fagocitada el sábado 12 de junio)

Rideley Scott nunca dejará de sorprenderme, aunque lo cierto es que no siempre para bien. Ahora se descuelga con una nueva revisión del ¿mito? de Robin Hood. Demasiado politiqueo, demasiadas luchas de poder y en definitiva una historia demasiado distinta a aquella que se me contó con el trasfondo de los leotardos de Errol Flynn, o de los dibujitos de Disney, o del risueño y camaleónico Mandy Patinkin... incluso de aquella bazofia infumable (opinión personal, claro)con cástin de campanillas (Costner, Rickman, Freeman, Mastroantonio...)

Scott se empeña en poner a prueba mi sistema de equilibrio con aquellas imágenes de peleas rodadas en Parkinsonscope y que tanto me enervaron en La Teniente O'Neal.

Lo siento por Zurriagazos Crowe y sobre todo por Marciana Blanchett que me caen moderadamente bien, y lamento decir que esta vez han puesto su talento al servicio de un producto que no va a hacer historia.